Hastiado de asistir con falsas expectativas a conciertos de música improvisada, y decepcionarme una y otra vez al comprobar cómo acaban desembocando siempre en los mismos tópicos, he estado generando en mi cabeza, durante años, imágenes abstractas de lo que me gustaría escuchar, ver y vivir, en un escenario. Por fin, esa intuición se ha materializado en una fórmula que no deja de proporcionarme satisfacciones, sorpresas y mucho más de lo que hubiese podido imaginar o concebir.

El título, BIRTH OF THE RITUALS, evoca el del disco de Miles Davis BIRTH OF THE COOL, álbum seminal que, a pesar de un inicial fracaso comercial, caló progresivamente en músicos y oyentes, inspirando a varias generaciones.

El subtítulo -no more jazz- hace referencia a buena parte del jazz actual, aprendido en academias y conservatorios por músicos que hacen muy bien lo que hay que hacer, pero que suenan prácticamente iguales unos a otros. También es una sentencia contra ciertos supuestos que pretenden imponer qué es y qué no es jazz.


MANIFIESTO

1 - Se dice que, dado que ya no existe una industria musical como la que existió antes de internet, cada vez tiene menos sentido formar una banda, grabar discos, y luego intentar buscar conciertos, etcétera. El mal augurio vaticina que eso será cada vez más anecdótico y que los músicos deberemos, más bien, reconvertirnos en "creadores de contenido" enfocados en las redes, para sobrevivir. Muchos ya lo están haciendo.

Esta perspectiva implica, de facto, que el concierto en directo dejará de tener sentido en sí mismo, y que sólo perdurará como acto social, como experiencia lúdica y de entretenimiento.

En este marco, lo único que dará sentido al directo en un futuro inmediato es un elemento sustancial, casi imposible de describir, que nunca podrá ser sustituido. Incluso producciones interesantes y originales carecen de ello, muchas veces, y pueden ser disfrutadas cómodamente a través de internet. Cuando aparece, sin embargo, uno experimenta la certeza de que estar allí resulta inevitable. Las mías son producciones intencionadamente concebidas para que ocurran cosas únicas y significativas en directo.

2 - Se dice que, en el ámbito de las músicas "serias" ya no puede haber comunicación alguna entre público y artistas, porque nadie parece dispuesto a acoger nada verdaderamente nuevo y, lamentablemente, los propios artistas tampoco tienen mucho que decir.

Es verdad que mucha de la música actual, de todos los géneros, parece repetirse. Los artistas jóvenes se forman en academias y conservatorios, donde siguen currículums idénticos. Tocan muy bien, y parece que nadie espera nada más que eso... Tocar bien.

Sin embargo, hoy en día sí existe un público ávido de verdaderas novedades en la música contemporánea, más allá del entretenimiento. Lo que ocurre es que los que están preparados para la apreciación de esas novedades seguirán siendo una minoría hasta que alguien les proporcione lo que inconscientemente están esperando. Yo tengo algo que aportar y he construido mi música como un vehículo a través del cual canalizar esa necesidad de darme.

3 - Se dice que las programaciones las dicta el público. Los propios programadores dicen esto. Aluden, por ejemplo, a actuaciones fallidas que habían sido programadas según sus gustos y criterios, contraponiéndolas a actuaciones que no eran de su interés y, sin embargo, fueron rentables.

Aceptar esto supone la desaparición de los programadores, reconvertidos en meros gestores de tendencias.

Yo reivindico a ese programador "útil" que de verdad aporta algo, acercando novedades relevantes a su público. Es evidente que una sala de conciertos, o un festival, debe apostar por lo conocido, por lo rentable, por lo seguro. Pero un programador con visión no puede dejar de invertir, además, en lo único que puede asegurar su futuro.

Esta es mi apuesta. Mi propósito como músico y como oyente.


RITUAL CONCERTS. ACTION REQUIRED.

Cada convocatoria congrega a músicos seleccionados que reciben instrucciones específicas. Tocamos sobre partituras muy ligeras, diseñadas para facilitar el surgimiento de creaciones siempre irrepetibles: obras que pertenecen a un único espacio, a un único tiempo y sólo a quienes nos acompañan. Requerimos una presencia activa del público, convenientemente preparado, dispuesto a acoger cada nueva producción plenamente.

Cuando creamos la situación apropiada, y tanto músicos como público nos preparamos en consecuencia, tienen lugar esos fenómenos irrepetibles, generadores de ejecuciones cargadas de significado. Esto es lo que son mis CONCIERTOS RITUALES.

¡Espero verte allí!

La mía es una contribución en forma de propuesta significativa en este contexto de vacío contemporáneo, en medio de la confusión de muchos artistas y audiencias, inmersos en una búsqueda desesperada de ideas frescas. Cada concierto es un ESTRENO ABSOLUTO.

Una concepción abierta e integradora de lo que jazz puede significar, más allá del entretenimiento, más allá del espectáculo, más allá del exhibicionismo y, sobre todo, más allá del reciclaje superficial de piezas de museo y modelos sobreexplotados que actualmente se proponen como innovaciones.